Violencias contra las mujeres: Píldora formativa de Equala Iniciativas
- Comunicación Equala

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Píldora formativa con motivo del 25N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que conmemoramos hoy.
Nuestra compañera, Vanina Vázquez Gentile – psicóloga, Máster en Género y especializada en intervención en procesos de empoderamiento y violencias sexistas- explica a continuación el concepto Violencia contra las mujeres.
VÍDEO VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES- Píldora formativa de Equala Iniciativas
En el vídeo, Vanina Vázquez Gentile explica qué es la Violencia contra las mujeres, así como de dónde surge; qué papel tiene la violencia simbólica y qué podemos hacer para erradicarla.
¿Qué entendemos por violencia contra las mujeres?
La violencia contra las mujeres es el conjunto de acciones y conductas —visibles o invisibles— que buscan controlar, limitar o disciplinar a las mujeres por el hecho de serlo. No se trata de hechos aislados, sino de una violencia estructural, sostenida por una sociedad que distribuye el poder y el valor de forma desigual entre mujeres y hombres. Esa desigualdad no es natural: podemos y debemos transformarla.
La Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género lo expresa con claridad:
“La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.”
Desde esta perspectiva, la violencia se ejerce sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, y busca restringir su autonomía, credibilidad, libertad y participación plena en la sociedad.
Agresión y violencia: una distinción necesaria
La agresión puede entenderse como una expresión emocional o anímica que se manifiesta a través de la acción, mientras que la violencia tiene un carácter instrumental, orientado a mantener o reproducir una estructura social de dominación (Izquierdo, 2010).
Desde esta mirada, la violencia no se reduce a un acto entre individuos, sino que funciona como una herramienta que sostiene un sistema desigual, del que tanto mujeres como hombres somos el resultado.
Por eso hablamos de violencia estructural: porque responde a una organización social que sitúa el poder, el prestigio y el valor en un polo —lo masculino—, subordinando o desvalorizando lo femenino.
¿De dónde surge la violencia contra las mujeres?
Desde que nacemos, el sistema binario sexo-género define qué se espera de mujeres y hombres, asigna roles, reparte poder y establece jerarquías.
A unos les otorga prestigio; a otras, les resta valor. Educa a las mujeres en el cuidado, la ternura y el “ser para los demás”.
La desigualdad se sostiene en distintos niveles de violencia —personal, laboral e institucional— que mantienen ese orden jerárquico.
Estas violencias afectan a mujeres de todas las edades, épocas y lugares, y se expresan de muchas formas: física, psicológica, sexual, simbólica o patrimonial.
Con frecuencia, se presentan como asuntos “privados”, ocultando su dimensión social y política.
La violencia simbólica: la más invisible
La violencia simbólica es una de las formas más sutiles y efectivas. No necesita fuerza ni amenaza: actúa haciendo que la desigualdad parezca natural, confundiéndola con una diferencia.
Opera a través de ideas, mensajes e imágenes que dictan cómo “debe” ser una mujer. Desde los medios de comunicación, la cultura o las redes sociales, se transmite y legitima las jerarquías, moldeando la manera en que pensamos y valoramos a las mujeres.
Estas construcciones culturales conciben a las mujeres como objeto de deseo, juicio o consumo, y hace que otras violencias parezcan normales o inevitables.
Crea categorías de mujeres “buenas” y “malas”, de mayor o menor valor, según su aspecto, edad, deseo o forma de vida.
¿Qué nos dicen los datos?
Encuesta Europea de Violencia de Género (2022):
En España, el 28,3 % de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual, dentro o fuera de la pareja.
En la Unión Europea, una de cada tres mujeres (33 %) ha vivido este tipo de violencia desde los 15 años.
En Navarra, en 2024 se registraron 2.224 denuncias por violencia contra las mujeres.
Pero los datos oficiales son solo la punta del iceberg: muchas violencias permanecen ocultas por el silencio, el miedo o la falta de apoyo.
¿Qué podemos hacer?
Nombrar la violencia es el primer paso para reconocer su raíz estructural y su dimensión social.Enfrentarla no es solo una tarea individual: es un compromiso colectivo.
Siguiendo a Izquierdo (2010), solo un trabajo objetivo y comunitario que modifique la división sexual del trabajo y sitúe en el centro de la vida social el cuidado permitirá cuestionar y transformar la estructura patriarcal de poder.
Desde Equala Iniciativa, trabajamos con instituciones, equipos y colectivos en la formación, la investigación y el diseño de programas de prevención e intervención, orientados a construir entornos más igualitarios y a garantizar el derecho de todas las mujeres a una vida libre de violencia.
Cada paso cuenta. Cada cambio suma.
Bibliografía
Amigot Leache, Patricia; Pujal i Llombart, Margot (2009) Sociológica, año24, número 70, pp115-152
Butler, Judith; Laclau, Ernesto; Zizek, Slavoj (2003) “Contingencias, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda” Fondo de cultura económica, Buenos Aires.
Carratalá, Adolfo. (2025). La desinformación en torno a la violencia de género: negacionismo y antifeminismo en la plataforma Mediterráneo Digital. ICONO 14. Revista Científica de Comunicación y Tecnologías Emergentes, 23(1): e2221. https://doi.org/10.7195/ri14.v23i1.2221
Izquierdo, María de Jesús (2005) Estructura y acción en la violencia de género. Simposio Internacional sobre les Violéncies de Génere. Universidad Autónoma de Barcelona. http://www.moviments.net/espaimarx/docs/aa486f25175cbdc3854151288a645c19.pdf
Izquierdo, María de Jesús (2010) “Las dos caras de la desigualdad entre mujeres y hombres: explotación económica y libidinal”, Quaderns de Psicología, Vol.12, nº2, 117-129. Universidad de Barcelona.




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